dijous, 29 de maig del 2008

Leyes burocráticas, días de luto


José A. García-Durán.
Catedrático de Teoría Económica de la Universidad de Barcelona.


El día 8 de mayo fue un día triste para Cataluña. Se volvía a traicionar el espíritu de libertad de la transición en nombre de no se sabe qué.¿Cómo? Con el texto del anteproyecto de la Ley de Educación.

1) Cuando en 1976 Felipe González decía que “socialismo es libertad”, no estaba redefiniendo la libertad, sino el socialismo. Éste tenía que dejar de ser el esclavo de las burocracias, de los grupos de presión que se forman en su seno, para ser la esperanza de una Tierra humanizada. Pero parece que ese ideal se vaya deslizando hacia el extremo opuesto.
2) La declaración universal de los derechos humanos, ese documento que marca el triunfo de las fuerzas de la libertad sobre los totalitarismos (1948) , lo afirma con claridad en el artículo 26.3: “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.

¿Qué hace este anteproyecto? Les dice a los padres que si llevan sus hijos al colegio privado que les gusta, con los mismos estándares del público, tendrán que pagar una penalización. Les dice a los padres que según donde estén localizados les tocará una escuela pública u otra, sin que la fuerza de atracción de esa escuela por la calidad de su profesorado tenga efecto alguno. Les dice a los padres que prefieran la educación diferenciada (escuelas sólo de chicos o de chicas) que eso significa una penalización económica mucho mayor. Les dice a los promotores y gestores de escuelas concertadas que deben obedecer los criterios educativos del Departament.

El derecho preferente de los padres a escoger, se esfuma. Eso, cuando no existe ninguna razón pedagógica ni económica para esas discriminaciones.
Eso, cuando la enseñanza pública tiene suficientes problemas de calidad como para preocuparse por mejorarla en vez de ir a meterse con el vecino.

¿Se han convertido los liberadores en controladores? El tema requiere una profunda reflexión en la que nos jugamos mucho. Queremos ser personas, y no androides ni mercancías.

Un elemento de explicación puede ser la inercia de los debates políticos. En 1850 se educaba una minoría; en 2008 se educa toda la juventud. Sin embargo, el debate político sobre la educación sigue las mismas pautas que hace dos siglos. Al igual que muchas veces las lámparas eléctricas imitan la antigua palmatoria y la vela.

No hay que dejarse embaucar por visiones caducas de la realidad. Joan Maragall lo había visto con toda claridad en 1905 en su De hombre a hombre. A la vista de sus reflexiones, y de la tendencia controladora manifiesta de las burocracias, quizás habrá que plantearse la vuelta al “desconcierto” y al bono escolar.


José A. García-Durán.
Catedrático de Teoría Económica de la Universidad de Barcelona.